No siempre cuando se decide hacer una terapia de pareja se trata de recuperar la relación. Incluso empezando con esa demanda podemos redirigir a una ruptura lo más sana posible.
El Divorcio se suele vivir como un fracaso, personal, de pareja, incluso de familia y esto choca directamente con los valores de cada miembro. Ocasionando muchas veces períodos que se viven con Ansiedad, bajo estado de ánimo y estrés.
En una terapia de pareja enfocada al divorcio sano, las premisas iniciales cambiarán.
El foco no será el recuperar o resolver la logística familiar y de pareja, si no el pactar, dialogar y diseñar los nuevos hábitos. Con el telón de fondo de acompañamiento emocional durante el proceso.
Un proceso de divorcio es en sí un proceso de cambio, de transformación profunda, de reorganización personal, social y familiar. Es un proceso de finalizar pautas de conducta y acción que llevamos manteniendo muchas veces durante años que se han convertido en hábitos por lo tanto durante un divorcio a nivel emocional viviremos un duelo.
El duelo producido por un divorcio puede tener una intensidad muy alta, ya que dependerá de varios factores. Cuantas pérdidas se dan, cómo y cuánto cambiará la logística familiar en caso de tener hij@s, como se ha dado la respuesta de divorcio, por parte de quién… y además contar con las personalidades y patrones de conducta de cada miembro.
Todo esto es la base para construir una buena pauta de trabajo dentro de la terapia, que no solo ayudara en el proceso de divorcio propiamente dicho, si no en el crecimiento personal de las partes y en su buen acople a la nueva situación.
Las emociones que suelen desajustarse en el proceso de divorcio son la rabia, el miedo, la tristeza. Y son en las que nos centramos con la idea de ajustarlas para poder tomar las decisiones desde el equilibrio.
Un proceso de divorcio siempre va a ser un proceso relativamente duro, en el que saldrán emociones, recuerdos, decepciones, inseguridades e incluso autoestima.
Y todo esto en medio de un proceso muchas veces legal, burocrático y condicionado por la situación concreta.
Es cierto que como decíamos antes, el porqué del divorcio es una de las variables más importantes en el desarrollo de las actitudes, en la predisposición al diálogo, y en la gestión emocional de las perdidas. Por la tanto se trata de una de las variables más decisivas junto con la base de personalidad de cada sujeto y sus capacidades y habilidades de gestión del conflicto y de las propias emociones.
Para finalizar decir que, el acompañamiento en un proceso tan complejo emocionalmente y con tantas directrices legales y burocráticas, como es el divorcio es primordial muchas veces para que sea sano y dirigido a construir una nueva etapa con todo lo que conlleva y no a destruir.
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